Debido a su carácter opaco y subjetivo, el mercado del arte se utiliza a veces como instrumento para blanquear dinero. Esta actividad ilegal consiste en ocultar el origen de fondos adquiridos por medios delictivos integrándolos en transacciones aparentemente legítimas. El arte, en particular las obras de gran valor, puede convertirse en un vehículo ideal para este tipo de operaciones. La falta de una regulación estricta y la posibilidad de vender cualquier cosa como "obra de arte" amplifican estos riesgos.
Cómo funciona el blanqueo de capitales en el arte
El blanqueo de dinero a través del arte suele basarse en la capacidad de manipular el precio de las obras, el anonimato de compradores y vendedores y el uso de transacciones internacionales. He aquí algunos de los métodos más habituales:
Compra y venta a precios inflados
Una obra de arte puede comprarse por una suma relativamente modesta y luego revenderse a un precio artificialmente inflado a un cómplice o a través de una casa de subastas. Este mecanismo permite blanquear dinero so pretexto de fluctuaciones de valor.
Intercambio de obras de arte entre países
El arte, a diferencia del dinero en efectivo, puede transportarse fácilmente a través de las fronteras, a menudo sin levantar sospechas. Esto permite transferir bienes de un país a otro, donde pueden venderse legalmente, blanqueándolos en el proceso.
Utilización de obras como garantía o aval
Personas malintencionadas pueden utilizar obras de arte para obtener préstamos bancarios o financiación. Si se infla el valor de la obra, el dinero prestado puede blanquearse cuando la obra se venda o se utilice para futuras transacciones.
Donaciones de arte sobrevaluadas
Al donar una obra de arte a un museo o galería por una cantidad inflada, algunas personas no sólo pueden blanquear dinero, sino también beneficiarse de deducciones fiscales. Este esquema se basa en la estimación subjetiva del valor de una obra, que puede manipularse para servir a intereses ilegítimos.
Arte: un mercado especialmente vulnerable
A diferencia de los bienes convencionales, el valor percibido del arte es muy subjetivo. Esto significa que cualquiera puede declarar "obra de arte" un objeto, incluso de escaso valor estético o artístico, a menudo sin ninguna tasación real que justifique el precio. Esta falta de regulación y transparencia permite a los particulares vender cualquier objeto como si fuera de gran valor, lo que hace que el mercado del arte sea especialmente vulnerable al blanqueo de dinero.
Además, las transacciones en el mercado del arte pueden realizarse a menudo de forma anónima. En muchas ventas o subastas privadas, la identidad del comprador y del vendedor no se revela sistemáticamente. Este anonimato facilita la circulación de dinero procedente de fuentes ilícitas, sin ninguna verificación rigurosa del origen de los fondos. Las galerías y las casas de subastas no siempre tienen las mismas obligaciones de verificación que otros sectores financieros.
NFT: ¿una nueva oportunidad de blanqueo?
Los NFT (Non-Fungible Tokens), obras de arte digitales autentificadas mediante blockchain, han abierto un nuevo capítulo en el arte contemporáneo. Aunque esta tecnología es revolucionaria, también ha llamado la atención como posible medio de blanqueo de capitales. Las transacciones de NFT suelen ser anónimas, y los precios de compra pueden parecer arbitrarios. Esto facilita que alguien cree una NFT, la venda a un cómplice por una cantidad exorbitante y luego alegue que los fondos son de origen legítimo. Además, la regulación de los NFT sigue siendo limitada, lo que crea oportunidades adicionales para las actividades ilícitas.
Esfuerzos para combatir el lavado de dinero en el arte
Ante esta vulnerabilidad, las autoridades intentan endurecer la normativa. En 2020, la Unión Europea incluyó el mercado del arte en su directiva contra el blanqueo de capitales, exigiendo a los agentes del sector que verifiquen la identidad de compradores y vendedores en las transacciones superiores a 10.000 euros. Algunos países, como Estados Unidos, están estudiando la adopción de leyes similares.
También se está animando a las casas de subastas y galerías a que establezcan procedimientos de "conozca a su cliente" (KYC) para controlar mejor las transacciones y garantizar el origen legal de los fondos utilizados para comprar obras de arte.
El arte puede convertirse fácilmente en una herramienta para el blanqueo de capitales, debido a su subjetividad, opacidad y facilidad para inflar los precios. La falta de regulación y el hecho de que prácticamente cualquier cosa pueda venderse como "obra de arte" amplifican este fenómeno. Sin embargo, con el aumento de los esfuerzos legislativos para regular el mercado del arte y la introducción de controles más estrictos, es posible que en el futuro se ponga freno al uso de este sector para actividades ilícitas. Pero mientras no se apliquen plenamente la transparencia y la regulación, el mercado del arte seguirá siendo un objetivo potencial para las actividades de blanqueo de capitales.
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